Martes, 18 de febrero de 2014 Desde hace ya muchos años, llevo escuchando a maestros hablar sobre la ‘Armonía’ del Aikido y cómo esta vía es una herramienta que nos ayuda a ser mejores personas,
Martes, 18 de febrero de 2014
Desde hace ya muchos años, llevo escuchando a maestros hablar sobre la ‘Armonía’ del Aikido y cómo esta vía es una herramienta que nos ayuda a ser mejores personas, a comprender mejor la vida, a ser más respetuosos e incluso condescendientes con la gente que tenemos a nuestro alrededor y que interactúa con nosotros, etc…
La realidad por desgracia es otra … por qué? Simplemente tenemos que pararnos a observar el tipo de práctica de muchos maestros (sin entrar a juzgar términos técnicos) para darnos cuenta de que ‘algo falla …’
Personalmente creo que no es coherente hablar de Armonía y Amor y al mismo tiempo imponer movimientos que nada tienen que ver con ‘la intención’ del Uke porque, al fin y al cabo, la consecuencia de una técnica concreta viene condicionada por la ‘intención’. Sin intención no hay marcialidad y sin marcialidad no existe BUDO.
Por otra parte y para no generar confusión, quiero hacer una distinción clara entre marcialidad y dureza, entendida ésta como rigidez. La marcialidad no se consigue manteniéndose tenso y poco flexible, eso es simplemente llevar el estado del cuerpo a una situación ‘poco natural’.
La marcialidad se consigue, bajo mi punto de vista, conservando la calma, la serenidad, liberando el cuerpo, manteniéndolo relajado y dispuesto a escuchar todo lo que nos rodea para reaccionar en consecuencia. De hecho creo que esto es lo más difícil te todo el BUDO, meditación en movimiento (casi me atrevería a decir) dónde la contemplación y el estar presente simplemente, se transforma en nuestra ‘alarma’ marcial.
Para llegar a este estado, al cual yo sólo me atrevo a decir que intento aproximarme, es preciso determinación y entrega absoluta. Desprenderse del ego, anular la necesidad de no equivocarse, admitir que somos lo que queremos ser y no lo que el resto quiere que seamos, en definitiva: la búsqueda del desapego.
Creo que, para ello, debemos establecer orden corporal. Chequear nuestro estado en todo momento sin preguntarnos el por qué de todo, simplemente no hacer para poder hacer… Como dijo mi maestro Luis Mochón en una ocasión: estableciendo el orden corporal podemos alcanzar la práctica suave… (entendiendo ésta como una suavidad ‘demoledora’ cual el agua, el viento o el fuego).
Durante mis años de práctica (más de 20 dentro del Aikido y más de 30 en general) he cometido y sigo cometiendo muchos errores, sin embargo, creo que ahora he tenido la suerte de despertar y , por primera vez, visualizar un camino que se presenta ante mi como nunca antes se había mostrado…
De entre todas las definiciones que he escuchado a lo largo de mis años de práctica en relación al Aikido, sin ningún tipo de duda me quedo con ésta: El Aikido es el arte marcial que tiene como finalidad evitar que nos roben nuestra libertad en todos sus términos y significados (palabras de Luis Mochón Sensei).
Como artistas marciales, creyentes y practicantes de BUDO, el término libertad incluye mucho, de hecho lo incluye todo…
Por este último motivo, me entristece personalmente cuando no veo esta coherencia durante la práctica sino, más bien, lo contrario. Observo movimientos vacíos más o menos “bonitos”, llenos de esfuerzo físico y con un alto ego al buscar la imposición de la técnica en relación a uke.
El Aikido no es un deporte, el Aikido es BUDO, y ello requiere sacrificio: cuando se es deshi se debe servir y cuando se es maestro se sigue sirviendo…
El Aikido no debería utilizarse para desconectar sino como una herramienta que nos acerque más a la vida, a su entorno y a su movimiento. La vida por definición es dinámica, difícilmente se detiene, por este motivo debemos ser nosotros quienes, a veces, debemos hacerlo para aprender a escuchar y saborearla mejor momento a momento, en plenitud.
Para entender esto se debe estar presente, practicar y tener determinación en todo lo que se hace y se cree.
Por todo ello pienso que la práctica de la ‘Vía de la NO escucha’, personalmente, es una práctica poco coherente y alejada al concepto del BUDO…
Joan Rubio Mulero
Musubikai Aikido Badalona